El incremento de la manipulación de materiales peligrosos en procesos de producción, durante el transporte e incluso en actividades ilegales (como el transporte no regulado, fábricas y talleres clandestinos o la manipulación de insumos para fabricación de drogas) ha influenciado directamente en la forma de enfrentar los incidentes así como los requisitos legales en nuestro país. En las siguientes líneas revisaremos cuáles son las normas de referencia internacionales, cuál es la legislación local de cumplimiento obligatorio y como estas deben trasladarse a un programa de entrenamiento dentro de la empresa.
Cada vez más insumos llegan rotulados con el SGA.
La normatividad internacional de referencia como la NFPA 472 y la OSHA CFR 1910.120, ambas de EEUU, pueden ser usadas como base para diseñar un programa adecuado de entrenamiento y capacitación, sin embargo es necesario identificar primero cuáles son las exigencias del estado localmente y que leyes y normas de cumplimiento obligatorio le dan forma a las operaciones de manipulación, transporte o almacenaje.
La NFPA 472 no es un estándar basado en procedimientos de "cómo responder", en realidad establece las competencias mínimas requeridas para los que responden a incidentes con materiales peligrosos y que son necesarias para una respuesta basada en un riesgo debidamente identificado y evaluado. La NFPA no es una norma diseñada específicamente para bomberos, sin embrago su amplio espectro de competencias la hace muy adecuada a la labor de un bombero de servicio público que enfrentará escenarios muy variados, incluyendo la posibilidad de enfrentar Armas de Destrucción Masiva.
Un programa de respuesta debe estar acorde a los riesgos y capacidad de la empresa.
Por otro lado OSHA (Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos) proporciona guías de cumplimiento obligatorio en EEUU a aquellas entidades públicas y privadas que son responsables de ejecutar operaciones de respuesta a emergencia y post-emergencia a través de la 29 CFR 1910.120 Estas guías poseen un enfoque distinto, ya que está orientada a un entorno laboral específico y bien identificado, probablemente mucho más adecuado si el público objetivo del entrenamiento es el personal de una empresa relacionada a la manipulación de materiales peligrosos.
El programa de comunicación de peligros (Hazcom) debe ser parte del programa de capacitación en la empresa.
En nuestro país existe una regulación referente al uso de materiales peligrosos durante el transporte, estas directivas se basan en la Ley N°28256 Ley regula el Transporte Terrestre de Materiales y Residuos Peligrosos, y tiene por objeto regular las actividades, procesos y operaciones del transporte terrestre de los materiales y residuos peligrosos, con sujeción a los principios de prevención y de protección de las personas, el ambiente y la propiedad. Por otro lado el DS Nº 021-2008-MTC es el Reglamento Nacional de Transporte Terrestre de Materiales y Residuos Peligrosos, que tiene por objeto establecer las normas y procedimientos que regulan las actividades, procesos y operaciones del transporte terrestre de materiales y residuos peligrosos. Estas directivas de cumplimiento obligatorio se basan en las disposiciones de identificación, clasificación y rotulado de las Recomendaciones Relativas al Transporte de Mercancías peligrosas (Libro Naranja) de las Naciones Unidas.
Los requisitos de rotulado para transporte no necesariamente aplican o son útiles en instalaciones fijas. En la imagen se detalla el rotulado de un vehículo de carga combinando cartel y panel de información según ONU.
Es rescatable la identificación del proceso de transporte como un proceso operativo que requiere una adecuada evaluación de riesgos, entrenamiento de las partes involucradas y adecuados planes de acción en caso de emergencia. Nuestra legislación identifica como partes interesadas con responsabilidad específicas al Remitente o propietario de la carga, la empresa de transporte, los conductores (o maquinistas en caso de trenes) y el destinatario o comprador de la carga. Así mismo se asignan responsabilidades a las entidades gubernamentales con roles activos de fiscalización y control al Ministerio de Transportes y Comunicaciones, Ministerio de Salud, Municipalidades Provinciales, DIGESA.
El proceso de transporte debe considerar también la estiba y la desestiba.
Esta relativamente nueva regulación también identifica a los organismos de apoyo como el Ministerio del Interior de la DISCAMEC y la PNP, IPEN (Instituto Peruano de Energía Nuclear), INDECI Instituto Nacional de Defensa Civil y el CGBVP Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú.
Las acciones de prevención también han sido incorporadas en las regulaciones de transporte, entre las más importantes se encuentra la obligatoriedad de presentar planes de contingencia para las operaciones de transporte y que cada operación cuente con la documentación adecuada que permita identificar el producto, manipularlo de manera segura e iniciar las tareas de respuesta en caso de incidentes.
La capacitación de todos los actores involucrados en el proceso de transporte es clave en la prevención de incidentes, según el MTC el personal que interviene en la operación de transporte de materiales o residuos peligrosos deberá contar con una capacitación que le permita manejar los productos de manera segura durante las operaciones, aplicar de manera segura los procedimientos respuesta en caso de emergencia y entender y aplicar adecuadamente los procedimientos descritos en el plan de contingencia.
Más allá de la capacitación exigida legalmente (por ahora solo en operaciones de transporte) es necesario que toda empresa que manipule materiales peligrosos dentro de sus procesos productivos identifique cuáles son sus operaciones de riesgo y que empleados son potenciales testigos iniciales de un incidente en su centro de labores. Aquellos trabajadores que clasifican, embalan/envasan, marcan, etiquetan, preparan la documentación para su transporte o almacenaje, las entregan o reciben en los almacenes, las mueven y manipulan durante su transporte o que de algún otro modo intervienen directamente en la manipulación de materiales o residuos calificados como peligrosos deben recibir formación antes de asumir sus responsabilidades. La formación se impartirá inmediatamente después de la admisión en el empleo y el empresario debe llevar un registro de la formación proporcionada.
Las MSDS (Material Safety Data Sheet) pueden adoptar distintos nombres, en nuestro medio se le conocen como hojas de seguridad, como fichas de seguridad por la ONU, y en algunos casos poseen versiones especiales exigidas por el MTC (Ficha resumen de seguridad) para las operaciones de transporte como complemento de la ficha provista por el fabricante.
Finalmente, es importante que su empresa implemente un adecuado programa de comunicación de peligros. Este programa puede tomar como referencia la OSHA 29 CFR 1910.1200, que describa los requisitos de un adecuado programa escrito, formas de etiquetado, lectura e interpretación de las fichas de seguridad (FDS, MSDS, SDS), requisitos de entrenamiento, manejo del inventario químico.
Es importante que se incluyan todas las formas de etiquetado usadas en su centro de trabajo y las que potencialmente pueden ser usadas por los proveedores de insumos químicos. Considere un programa que incluya la identificación por medio de los ya conocidos rótulos NFPA 704, los rótulos usados para transporte de las Naciones Unidas y sus respectivas nueve clases de riesgo con sus divisiones, así como el cada vez más usado Sistema Globalmente Armonizado (SGA). Tome en cuenta que el SGA no es una rotulación para transporte. El objetivo del SGA es identificar los peligros intrínsecos de las sustancias y mezclas por medio de los símbolos y las palabras de advertencias que se han normalizado y forman un sistema mundial integrado de comunicación de peligros.
Los rótulos usados por el SGA son mucho más intuitivos que otros sistemas. Estos no son rótulos de transporte, se encontrarán en el envase que manipulará el usuario final.
En conclusión, las normas son una guía que deben ser interpretadas y aplicadas en base a un adecuado análisis de la situación de la empresa, sus riesgos, la capacidad de respuesta propia, la disponibilidad de apoyo externo y el impacto de sus operaciones con materiales peligrosos en sus trabajadores y la comunidad.